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SEComunica | La Revista N° 2
Y cada vez se suman más actividades...
Testimonio en primera persona
“El próximo evento que se va a sumar es uno que se llama “Román”.
Es un agasajo al hermano del paciente. Ellos ceden un montón de
cosas, atención de los papás, otros dejan el colegio, dejan su vida
porque se les paraliza. El evento va a ser con regalos al hermano,
para que entiendan que no tenés que estar enfermo para recibir
uno, o tener una fiesta y, sobre todas las cosas: “Te merecés ser
reconocido”.
¿Por qué “Román”?
“Porque…Teníamos una nena, Melisa, y Román era su hermano, y vivió acom-
pañándola. Fue el hermano perfecto. Y por eso se va a llamar así, por él…”.
Las grandes personas, tienen grandes gestos. Sin obligación alguna, sólo
por vocación, un gran grupo de voluntariosos trabajadores de nuestro
sindicato y Federación, con un grandísimo apoyo de nuestra obra so-
cial, se preocupa y ocupa porque todos los chicos tengan la mejor es-
tadía posible, porque no les falte nada material ni emocional. Madres,
padres o como la “tía” Verónica, todos bajo una misma causa: que se Belén Avallay es la mamá de Mateo, uno de los pacien-
sientan como en casa. tes que supo hospedarse en el “26 de septiembre” y nos
cuenta su experiencia: “Desde el 2010 que estamos en
el hotel. Vi una placa que se inauguró el 9/8/2010, y no-
sotros vinimos desde San Juan el 17/08/2010. Desde ahí
veníamos todos los meses, hasta fines del 2014, que es en
donde supimos que él necesitaba el trasplante. A partir
de ahí, vivimos acá durante dos años, sin volver a casa”.
En el 2016 llegó la gran noticia, el 29/2, para ser exac-
tos, el médico llamó a Belén para avisarle que estaba el
trasplante para Mateo. La espera fue una vigilia que los
mantuvo en vilo durante mucho tiempo. El pre quirúr-
gico, la operación, y la rehabilitación fueron acá. Hasta
sus cumpleaños, sí, dos. El de su natalicio y el de vuelta
a la vida.
“Nosotros les decimos ‘ángeles’ a las personas que en-
contramos acá, porque cuando uno está lejos de todos,
no hay posibilidades de que vengan o poder ir. Para la
Navidad, el gerente nos invitó a pasarla en su casa. Fue
una gran caricia, porque estábamos solos en una gran
ciudad. Se arma como una familia”, detalla con alegría.
Hoy Mateo está recuperado, va al colegio y
sueña con venir a vivir a la city porteña para
ser director de cine.
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