Por Natalia González
Secretaria de la Mujer y Protección a la Niñez
Cada 8 de marzo se presenta como una nueva oportunidad para visibilizar todas las circunstancias y desafíos que rodean y deben afrontar las mujeres trabajadoras. Año tras año, nuestra unidad se fortalece y nos permite encontrarnos cada vez más cerca de conquistar nuevos derechos, aunque por momentos pareciera difícil su concreción en la vida cotidiana.
El movimiento obrero siempre tuvo mujeres fuertes, trabajadoras, luchadoras incansables que han puesto de manifiesto, una y otra vez, las desigualdades, los acosos y la falta de oportunidades que vivimos por el solo hecho de tener un cuerpo femenino.
Las causas que dan origen a los hechos de hoy siempre son semilla a germinar en el terreno fértil de la falta de derechos y es muy importante nombrarlos, darles identidad, porque lo que no se nombra, no existe.
Un 8 de marzo de 1857, las mujeres estadounidenses marcharon bajo el lema “pan y rosas”, exigiendo mejores condiciones salariales y calidad de vida. Fue en 1911, un 25 de marzo, que murieron 123 mujeres, trabajadoras textiles, a causa de la avaricia capitalista, ya que el dueño de la fábrica creyó pertinente cerrar las puertas de esta e iniciar un incendio para socavar el reclamo legítimo de las compañeras.
Si nos ponemos a pensar, no pasó mucho desde que en 1975 Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el
Día internacional de la Mujer, ya que solo 4 países, (impulsados por mujeres socialistas, en especial Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo), eran quienes conmemoraban esta fecha.
Hoy, 45 años después, nos encuentra en Argentina con un Ministerio de Mujeres, Diversidad y Géneros, con un Poder Ejecutivo que pone en agenda las tareas de cuidado, que no es otra cosa que la cantidad de tiempo que las mujeres le dedicamos al trabajo no remunerado (o también conocidas como tareas domésticas que culturalmente recaen sobre nosotras).
Nos encuentra con una CGT que nos sorprende de manera histórica convocando a través de su Secretaría de Género y Oportunidades, a cargo de la cra. Noé Ruiz, a más de 700 compañeras dirigentes pidiendo por la Ratificación YA del convenio n° 190 y la recomendación 206 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sobre Violencia y acoso laboral.
Una CGT que sabe que los Convenios Colectivos nos igualan a mujeres y hombres, pero que hace cuestionar los privilegios e invita a los compañeros a trabajar cada día más por la paridad en las mesas chicas y, así, seguir conquistando más derechos; que pone en agenda la inclusión del colectivo LGTBIQ+ (Lesbianas, Gays, Travestis, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer+), que nos moviliza a seguir unidas y unidos porque lo importante es el movimiento organizado respetando cada una de las individualidades y las elecciones que las personas hagan sobre su propio cuerpo. Una CGT dispuesta a salir a la calle y marchar junto a sus compañeras porque matan a una mujer cada 23 horas
[1].
En particular, quiero agradecer a quienes nos antecedieron. Me imagino que no ha sido fácil, 20 años atrás, pedir la ley de cupo sindical, ayudar a las compañeras a mantener su espacio laboral sin sentirse culpables de la idea de que abandonaban a sus hijas/os para ir en busca del sustento o desarrollo profesional, hacerles sentir que su destino no era solo el de cuidadora del hogar, sino que además podían ser mujeres trabajadoras.
Tenemos la suerte que una de esas pioneras, es de comercio. Agasajada el pasado miércoles 4 de marzo en la casa de los/as trabajadores/as por su labor y trayectoria, encontró en nuestro Secretario General, Armando Cavalieri, un gran amigo y un hombre que comprendió mejor, y antes que muchos, la necesidad de conquistar derechos de las mujeres; esa mujer y compañera de quien les hablo es Gladys Blas, la primera Secretaria de la Mujer de nuestro gremio. Gracias por el trabajo incansable de tantos años.
Hoy, con las calles llenas de chicas, pibas y no tanto, nuestro grito de “Ni una menos, vivas nos queremos”, que se escucha y se debe escuchar cada vez más fuerte; como también la necesidad de seguir educándonos como personas en temas de género, violencia, educación sexual integral para que nos respetemos y nos cuidemos entre todos, todas y todes.
Todas las compañeras que formamos parte de la Secretaría de la Mujer y Protección de la Niñez trabajamos diariamente para conocer la historia de cada afiliada que se acerca en busca de contención de nuestro equipo técnico, formado por profesionales en psicología y derecho, para asistirlas, contenerlas, orientarlas y acompañarlas.
Sabemos que todavía falta y mucho, esto recién comienza y debemos trabajar para que el objetivo sea la PREVENCIÓN de todo tipo de violencias y acoso, que haya cada vez más protocolos de acción, que nuestros compañeros sepan que NO es NO y que el CONSENTIMIENTO lo es todo.
Debemos comprometernos todos y todas a trabajar para lograr la PAZ, para que no nos dé miedo ir a trabajar o volver a casa, por eso la siguiente reflexión: “Una sociedad con mayor igualdad de género es una sociedad más pacífica”, y como les digo siempre a mis queridos compañeros: EL CAMINO ES CON NOSOTRAS.
[1] https://www.telam.com.ar/notas/202002/436338-femicidio-cifras-muerte.html