Por Susana Santomingo
Secretaria de Derechos Humanos
 

Reflexiones sobre el Cambio de Paradigma: Del Día de la Raza al Día de la Diversidad Cultural

Si es cierto que el lenguaje es un componente importante para definir la identidad, podemos afirmar que el cambio de paradigma, en este caso,  encierra un mensaje de un pasaje de una visión autoritaria - la raza, la única- expresada desde la perspectiva de los vencedores, los llamados conquistadores,  a una visión inclusiva, de múltiples expresiones de igual valía, desde la perspectiva de los derechos humanos. No es un tema menor, es una evolución que puede ayudar a pensar y a pensarse si el cambio se registra en su dimensión.

Antecedente histórico

El 12 de octubre se instaló como una fecha de conmemoración al arribo de los europeos al continente americano. La denominación fue propuesta por la Unión Iberoamericana en 1913, celebrándose en España  por primera vez, el 12 de octubre de 1914, transformándose en una fiesta nacional en 1918. En enero de 1958 se cambió la denominación de Día de la Raza por el de Día de la Hispanidad.

En nuestro país, se celebra oficialmente desde 1917 por decreto del entonces Presidente Hipólito Yrigoyen  como Día de la Raza.

En  2007 el Instituto Nacional contra la Discriminación Xenofobia y Racismo (INADI) presentó un proyecto para cambiar dicho nombre por el de Día del Respeto a la Diversidad Cultural, lo cual fue materializado por Decreto presidencial el 3 de noviembre de 2010. 

Es importante resaltar que el cambio se fundamenta  en la Constitución Nacional (1994) Artículo 16 inciso 23 sobre el Derecho a la Igualdad y el Artículo 75 inciso 17 donde se reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios en nuestro país.

El cambio es fundamental y profundo y nos obliga a revisar aspectos fundacionales de nuestra identidad; el llamado Descubrimiento de América no fue un encuentro de culturas sino un sojuzgamiento de los colonizadores a los pueblos originarios, dueños de la tierra, que implicó saqueo, exterminio  y desvalorización cultural. Los pueblos originarios tenían creencias, una forma de vida, una organización del trabajo, una cultura desarrollada; que fueron aplastadas fundamentalmente para alambrar las tierras y quedarse con los bienes.

Un conocido refrán dice que “la historia la escriben los ganadores”. Y partiendo de este punto, el cambio de paradigma no es un tema menor, donde como sociedad hemos conseguido evolucionar revisando críticamente las “verdades” que ya estaban instaladas o que nos habían enseñado en nuestra juventud.